CLOUD INVISIBLE | STRATESYS EN ‘ANDALUCÍA ECONÓMICA’

Pasado el verano, parece que despertamos de vuelta a la normalidad tras meses de pesadilla. Una normalidad que, a raíz de los acontecimientos, se nos presenta plena de densos debates sobre los cambios que han acontecido, aquellos en curso y los por venir. Es cierto que muchos de estos cambios venían apuntados desde hace unos años. Este tremendo accidente que hemos sufrido ha acelerado algunos en años. Aceleración que podemos proclamar por contraste con el ritmo con el que habitualmente se sucedían.

Hay muchos temas sobre los que se habla en estos términos. Desde la cada vez mayor penetración del comercio electrónico, el paso firme hacia la omnicanalidad, el teletrabajo o el trabajo mixto gracias a la posibilidad que nos presta la tecnología de realizar nuestras funciones desde casi cualquier lugar, la inteligencia artificial y otras tantas tendencias que, por ser más técnicas, no es necesario entrar a mencionar.

El debate sobre la incorporación de las tecnologías a nuestras vidas es amplio y la discusión sobre su grado de adopción está presente en casi todos los foros. Estudiado desde múltiples perspectivas. De todas estas palabras con las que nos han bombardeado estos meses atrás, quería destacar una de manera especial.

La palabra es cloud. Se habla de que las tecnologías que han alcanzado un alto grado de madurez son invisibles. Aquellas que integramos totalmente en nuestra vida cotidiana. La tecnología que realmente funciona bien se parece en cierto modo a la magia. No tenemos que pensar en cómo las estamos usando para alcanzar nuestros objetivos. Creo que la nube es la tecnología que se ha ganado por derecho este status. Una tecnología que es base para soportar el desarrollo de muchas de las otras tendencias que hemos comentado pues necesitan apoyarse en la computación en la nube para su desarrollo.

Cada vez escasean más los proyectos que no dispongan del uso de herramientas cloud en su concepción, desarrollo y puesta en producción. Es más, se está produciendo una enorme carrera en el cambio de piel de muchas organizaciones que se desprenden de sus pesados ropajes on-prem y comienzan a vestirse con atavíos cloud. La nube es casi omnipresente. Hace todo más barato y eficiente y nos está cambiando la forma de vivir y trabajar. Sobre todo de trabajar, porque nuestra vida cotidiana cada vez estaba más conformada a través de herramientas basadas en la nube.

Ha costado unos años, pero la disponibilidad, la seguridad, la economía, la eficiencia y la cada vez más necesaria agilidad ha puesto esta tecnología de base en el centro de casi todos los movimientos que se están produciendo. La nube es vital para mejorar sistemas y también para liberar el potencial de las personas. Las herramientas cloud han sido claves para mantenernos productivos durante la pandemia y vemos que vemos que pueden hacer mucho más. Disponer de herramientas que están a nuestro alcance de manera rápida y eficiente hacen que se pueda impulsar la innovación y la productividad sin que sea necesario pasar por el personal de TI.

De pleno derecho es parte de esta ‘nueva normalidad’. La omnipresencia de la computación en la nube debe facilitar la posibilidad de seguir trabajando en formatos híbridos, según necesidad. Los cambios a los que las organizaciones están siendo sometidas y los que seguirán apareciendo ya no pueden ser afrontados sin apoyarse en el cloud. Imprimen la celeridad necesaria a la respuesta a los retos. Ayudan a superar la incertidumbre y, además, son un factor de democratización del acceso a las tecnologías. Esto permite a muchas empresas pequeñas y medianas competir con las más grandes sin tantas desventajas.

Publicado por

Francisco Cantón - Director Asociado de Stratesys